¿RECUERDAS EL DAÑO QUE TE
HICIERON?
Si alguna vez en tu vida has odiado a alguien,
justificada o injustificadamente, te invito a que pienses lo que esto
significa. Tú tienes un valioso tesoro que es tu tiempo, un recurso que minuto
a minuto desaparece y que no es otra cosa que la oportunidad que todos tenemos
de utilizarlo para descubrir nuestro verdadero ser.
¿Sabes qué sucede cuando estás odiando a alguien? Le estás regalando instantes preciosos de tu vida a quien dices no querer. ¡Qué contrasentido más grande! Cada minuto que piensas en el daño que te hicieron, cada segundo que tu mente se ocupa en pensar lo lastimado que quedaste, lo malo de la ofensa recibida, le estás obsequiando las joyas más valiosas que posees a quien más dices odiar.
¿Y qué tal si la ofensa recibida no es tal? Si resulta que tú fuiste el causante de la reacción de lo que ahora te duele. ¿Qué tal si estás equivocado? Porque puede ser. ¿No lo crees así? En una forma u otra, el responsable de cómo te sientas eres tú mismo, eres tú quien sufre cada momento desagradable que recuerdas, eres tú quien revive, como si fuera hoy, los incidentes que consideras más dañinos para tu persona, y al hacerlo eres ofendido nuevamente. Cada vez que lo recuerdas tu adrenalina en el cuerpo se libera como si fuera hoy, lo que sucedió hace ya mucho tiempo. Tu organismo se envenena y tu alma también. Tal vez por eso puedas entender ahora que perdonar a los demás es perdonarnos a nosotros mismos.
EL PERDÓN
Dentro de los sentimientos y las emociones, el perdón es una de
las facetas más difíciles de superar. Casi todos tenemos una cierta resistencia
para liberarnos de esa carga, aunque nos sea insostenible e imposible de seguir
llevando. Resulta que el perdón es nuestra única puerta para entrar a la vida
plena. No hay felicidad, alegría, paz, amor, bienestar,
salud... sin perdón. Es nuestra prueba más grande, es la apertura al amor, a la
comprensión, a la compasión.
El perdón es un método poderoso para
abrir el corazón cuando está cerrado a otros, a nosotros mismos o a la vida. El
enojo, la culpa, el miedo, la desconfianza... son algunas de las trabas que
bloquean el corazón y su natural capacidad de perdonar. Muchas
veces no perdonamos por miedo, miedo a ser lastimados nuevamente, a que la gente
no aprecie nuestra buena disposición, por orgullo, por no aceptar que hay otros
caminos menos tortuosos para vivir, por prejuicio o por falta de
amor.
Cuando perdonamos no se trata de ser
"santos" y permitir un nuevo daño, es más, la persona a la que perdonamos no
tiene que enterarse siquiera que lo hemos hecho. El perdón solamente ayuda a la
persona que perdona, al final tú decides si continúas con esa relación o te
olvidas de cualquier acercamiento. Perdonar no es solo hacerlo
con los seres que de alguna u otra manera nos han dañado, es también hacerlo con
nosotros mismos. Aceptar que somos humanos, darnos el derecho de cometer
errores y darnos la libertad de rectificar y abrir nuestro corazón para
perdonarnos, aceptarnos y amarnos.
Cuando somos capaces de perdonarnos a nosotros mismos, seremos capaces de
perdonar ¡hasta a nuestro peor enemigo!
MEDITACIÓN
Trata de ver a la persona que te es difícil perdonar con ojos de compasión, y comprensión. Comprende que cada persona hace lo mejor que puede en su momento y que solo cuenta con las armas que haya obtenido de sus vivencias. ¿Qué tipo de vivencias tiene esa persona? ¿Cómo fue su infancia? ¿Esa persona está rodeada de amor, o se siente rechazado? El comprender las circunstancias que llevan a una persona a actuar haciendo daño nos ayuda a liberarnos del rencor.
MEDITACIÓN
Trata de ver a la persona que te es difícil perdonar con ojos de compasión, y comprensión. Comprende que cada persona hace lo mejor que puede en su momento y que solo cuenta con las armas que haya obtenido de sus vivencias. ¿Qué tipo de vivencias tiene esa persona? ¿Cómo fue su infancia? ¿Esa persona está rodeada de amor, o se siente rechazado? El comprender las circunstancias que llevan a una persona a actuar haciendo daño nos ayuda a liberarnos del rencor.
ME DISPONGO A PERDONAR
Afirmación:
"Yo te perdono de todo corazón porque al perdonarte me perdono a mí mismo y libero para siempre mi ser de esos obstáculos que impiden mi crecimiento.
"Yo te perdono de todo corazón porque al perdonarte me perdono a mí mismo y libero para siempre mi ser de esos obstáculos que impiden mi crecimiento.
Me gusta la sensación de libertad que siento cuando me
quito la pesada capa de críticas, miedo, culpa, resentimiento y vergüenza.
Entonces puedo perdonarme a mí y perdonar a los demás. Eso nos deja libres a
todos.
Renuncio a darle vueltas y más vueltas a los viejos
problemas. Me niego a seguir viviendo en el pasado. Me perdono por haber
llevado esa carga durante tanto tiempo, por no haber sabido amarme a mí ni amar
a los demás.
Cada persona es responsable de su comportamiento, y lo que
da, la vida se lo devuelve. Así pues, no necesito castigar a nadie, todos
estamos sometidos a las leyes de nuestra propia conciencia, yo también.
Continúo con mi trabajo de limpiar las partes negativas de mi mente y dar
entrada al amor; entonces me curo.
Louise L. Hay
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