Cuántas veces no te has regresado a casa porque dejaste olvidado tu celular? No hay vuelta atrás; para la mayoría se ha vuelto parte del kit cotidiano y una herramienta para hacer la vida más fácil; incluso en los aspectos amorosos.
Y los mensajes son un tema particular, tienen la ventaja de la inmediatez, pero no implican hablar de frente o quedar al descubierto si sentimos nerviosismo o cualquier otro tipo de emoción que prefiramos no exponer; sin embargo, es justo de este recurso, de los SMS, de lo que más se abusa, pudiendo convertir un buena herramienta para el romance en la peor enemiga.
Por eso te contamos algunos de los momentos en los que más vale alejar el celular de tus manos y no ponerles a tus dedos la tentación de escribir o, de plano, apagarlo y esconderlo en un cajón:
-Después de que termina la primera cita: Seguramente que tras una noche estupenda, la tentación de contactar a ese hombre que te parece tan maravilloso puede resultar casi irresistible; pero ¡cuidado! Mostrarse tan “disponible” y a su alcance puede que haga disminuir su entusiasmo en el reto de conquistarte.
-Cuando pretendes ser graciosa: El hecho de incluir una carita feliz o cualquier tipo de guiño en tus mensajes no es garantía de que tu mensaje se entenderá al cien por ciento; recuerda que más del 80 por ciento de la comunicación es no verbal; por lo tanto, un SMS con un chiste de doble sentido o algún tipo de sarcasmo puede terminar siendo mal interpretado.
-Cuando te pasaste de copas: Por desgracia, aún no existen los celulares con alcoholímetro, ya que si fuera así se hubiera evitado muchos arrepentimientos y vergüenzas cuando al día siguiente, te das cuenta que enviaste un sugestivo –o pusilánime- mensaje a las 3 de la mañana.
-Cuando ya le has mandado más mensajes en el día: A menos que sea para acordar detalles de una cita o una situación en especial; no conviene bombardearlo con mensajes, por muy románticos que sean. De hecho, una de las quejas más comunes de los hombres es por la cantidad de mensajes que sus novias les envían durante el día, -que frecuentemente llegan en momentos inapropiados, como una junta con el jefe-, ya que esta actitud refleja necesidad de control y de reafirmación constante del cariño.
-Cuando estás molesta: La irá no es buena consejera y mandar un mensaje con un reclamo, una grosería o un ultimátum puede jugarte en contra, especialmente si enojo procede de una situación no aclarada previamente; puede que en realidad sea un malentendido y entonces quedes en ridículo, porque una vez que pusiste por escrito no puedes echarte para atrás. Si estás molesta porque no te ha llamado en todo el día, por ejemplo, un SMS diciendo: ¿Por qué no me has llamado?, o ¿Me estás evitando?, sólo te hará quedar como una persona muy insegura y poco racional.
-Cuando estés con el Síndrome Pre-menstrual: Las mujeres podemos reconocer si las hormonas nos están jugando en contra y están elevando nuestra sensibilidad a niveles insoportables –incluso para nosotras mismas. Si sabes que estás pasando por este momento, confía poco de tus deseos impulsivos de hacer reclamos por cualquier insignificancia o hasta de romper la relación; puede que unos días después te des de topes por una mala decisión de un arranque hormonal.
-Cuando estés aburrida: Esos mensajes sin propósito no hacen quedar bien a nadie; ¿en verdad está persona no tienen nada mejor que hacer que mandarme un mensaje? ¡Qué vida tan patética debe tener! Haz que cada uno de los caracteres que escribas, cuente. Cuando mandes un mensaje será mucho más especial para la persona que lo reciba.
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